lunes, 2 de julio de 2007

El límite entre lo ficticio y lo real

Estoy leyendo “La Casa de los Espíritus” de la Isabel Allende y como buen libro de realismo mágico, pasan cosas que son extraordinarias y que están fuera de la realidad, como por ejemplo que una niña tenga la capacidad de mover un salero con el uso de la mente. Y también es notorio uno de los aspectos principales de éste sub género narrativo; el que los personajes acepten esos fenómenos como aspectos común y corrientes. Sin embargo, de acuerdo a mi punto de vista, las personas también somos testigos de fenómenos inexplicables y es mas, vivimos constantemente en un mundo de “fantasía” ya que somos seres capaces de imaginar muchas cosas que escapan del mundo externo. La imaginación, es la herramienta que “funde” la realidad externa con cosas extraordinarias e incluso imposibles. Por ejemplo, a mi me gustó una persona por mucho tiempo, él era real, su cara, su vida, todo, pero sus actitudes y su forma de pensar fue creada por mí, ya que lo veía muy pocas veces y sin embargo, pensaba todo el tiempo en él. Yo sentía que realmente lo tenía al lado mío, que esa persona me quería y estaba segura de que algo iba a pasar. Al final, nada de lo que yo pensaba sucedió y esa persona quizás nunca me tomó enserio, como yo creía que lo hacía. Y sufrí mucho cuando supe que estaba con otra mujer. Ahí me dí cuenta de cómo yo mezclé la realidad con aspectos que nunca pasaron y que alfinal, son extraordinarios. Es divertido pensarlo, pero al fin y al cabo, esa técnica narrativa de fundir lo real con lo ficticio, conocida no sólo en el realismo mágico, sino que también en el fantástico y en muchos otros sub géneros narrativos, no está tan lejos de lo que sucede en el mundo real.

1 comentario:

Lalo dijo...

Es verdad, esa mezcla de realismo con fantasía se da en todos lados. Ahora hay que pensar, ¿a ti te gustaba él, o la imagen que tenias de él? Si nisiquiera lo veias, yo creo que la segunda es la opcion. Entonces no hay que apenarse, porque en verdad nunca lo perdiste a él. Hay muchas formas de ver las cosas.